Geografia

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jueves, 16 de octubre de 2014

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Los huracanes son considerados uno de los fenómenos meteorológicos más asombrosos de nuestro planeta. Fuertes vientos, nubes de gran tamaño e intensas tormentas se unen para avanzar por el océano y alcanzar tierra firme, arrasando con todo a su paso. Árboles caídos, daños en edificios, cambios en el paisaje natural y, en el peor de los casos, víctimas fatales, son sólo algunas de las consecuencias que estos pueden generar, las que, en su mayoría, son impredecibles.

Muchas veces, y debido a la gran intensidad que alcanzan, con vientos que pueden superar los 300 kilómetros por hora, son catalogados como verdaderos desastres naturales. Se han registrado huracanes que, en poco tiempo, producen una devastación similar a la de un terremoto o a la de una bomba atómica. Incluso, se estima que la liberación de energía durante la ocurrencia de este fenómeno es tan grande, que se podría comparar con la desprendida por 10 bombas de las lanzadas en Hiroshima.

Pueblos enteros desaparecieron bajo la fuerza de los impetuosos vientos, los que sólo pueden ser vigilados por la tecnología creada por el ser humano.
Ningún artefacto logra, hasta el día de hoy, contrarrestar su fuerza; el hombre se ha transformado en un simple espectador de lo que sucede cada vez que se desarrolla un huracán.

Origen de un huracán

Los huracanes son vientos de gran intensidad que se forman en los océanos, principalmente, por la diferencia de presión de dos masas de aire.

Ocurren a bajas latitudes, sobre todo en las áreas tropicales, donde se generan las condiciones necesarias para su surgimiento y desarrollo. Rara vez superan las alturas de algunas formas del relieve (como mesetas o montañas) y pierden su energía, rápidamente, al atravesar un continente.

Para entender cómo se genera este extraordinario fenómeno, debemos considerar la necesaria presencia de cuatro elementos:

- Temperatura oceánica: el agua de los océanos debe alcanzar una temperatura superior a 27 ºC, lo que facilita que el aire húmedo se caliente, se expanda y comience a elevarse. El aumento de la temperatura facilita, entonces, la evaporación del agua y su posterior condensación, a tal punto que se forman enormes nubes de tormenta.

- Humedad ambiental: también debe ser abundante, para otorgar energía al huracán en formación. Esto contribuye a explicar por qué los huracanes pierden fuerza al llegar a tierra firme, pues la humedad de la cual se nutren en el océano disminuye.

- Vientos: facilitan la evaporación y originan una presión negativa que arrastra el aire hacia el centro del huracán y arriba, succionando más aire caliente y energía desde la superficie del océano.

- Rotación terrestre: si bien afecta a todos los fenómenos propios de nuestro planeta, otorga particularmente, al huracán la capacidad para girar y desplazarse desde los océanos a tierra firme, como un verdadero trompo. Además, influye en la dirección que, según el hemisferio, toman los vientos (en el hemisferio norte van en sentido contrario al reloj, mientras que en el hemisferio sur lo hacen al revés).

Un tornado es una masa de aire con alta velocidad angular (2-50 r.p.m.); su extremo inferior está en contacto con la superficie de la Tierra y el superior con una nube cumulonimbus o, excepcionalmente, con la base de una nube cúmulus. Se trata del fenómeno atmosférico ciclónico de mayor densidad energética de la Tierra, aunque de poca extensión y de corta duración (desde segundos hasta más de una hora).



Los tornados se presentan en diferentes tamaños y formas pero generalmente tienen la forma de una nube embudo, cuyo extremo más angosto toca el suelo y suele estar rodeado por una nube de desechos y polvo, al menos, en sus primeros instantes. La mayoría de los tornados cuentan con vientos que llegan a velocidades de entre 65 y 180 km/h, miden aproximadamente 75 metros de ancho y se trasladan varios kilómetros antes de desaparecer. Los más extremos pueden tener vientos con velocidades que pueden girar a 450 km/h o más, medir hasta 2 km de ancho y permanecer tocando el suelo a lo largo de más de 100 km de recorrido.



Entre los diferentes tipos de tornados están las trombas terrestres, los tornados de vórtices múltiples y las trombas marinas.

El Niño y La Niña



El Niño y La Niña son dos partes opuestas de un fenómeno climático formalmente conocido como la Oscilación del Sur. El nombre común de "El Niño" refiere al Niño Jesús, debido a las aguas inusualmente cálidas originalmente observadas por los pescadores de Perú en diciembre, cerca de Navidad. Los pescadores de Sudamérica empezaron a notar este fenómeno en el siglo 16 y se confirmó como un ciclo climático a través de las mediciones científicas en la década de los 1920. En esta década cada ciclo era de 3 a 7 años, pero desde los 1970 los ciclos están ocurriendo con mayor frecuencia.

El Niño es la etapa cálida del ciclo. Se caracteriza por temperaturas más altas en el Pacífico, lluvia en los desiertos de Sudamérica y baja presión del aire en la región del Pacífico oriental. Empieza cuando los vientos Alisios sobre el Océano Pacífico se debilitan por causa de un cambio en la presión del aire. Normalmente estos vientos soplan del lado oriental del Pacífico (las Américas) hacia el oeste (Australia, Indonesia, China, etc.) y cuando dejan de soplar o cambian de dirección, permiten que las aguas cálidas de Asia lleguen a la costa de las Américas, donde el agua es normalmente más fría. La presión del aire, la temperatura del océano y la formación de nubes de lluvia son íntimamente vinculadas, por lo tanto ocurre una alteración de los patrones normales de circulación del océano y la atmósfera.

La Niña es la etapa fría del ciclo. Las características de La Niña son exactamente el opuesto de la etapa de El Niño, por ejemplo aguas más frías que lo normal, clima seca en la costa de Sudamérica y lluvias y tormentas en Asia oriental.

Efectos

El Niño

· Temperaturas más altas que lo normal, lluvia e inundaciones en la costa occidental de las Américas (California, Ecuador, Perú), en el Golfo de México y en el nordeste de África.

· Reducción de la población de pescado en la costa de Perú, debido a las temperaturas más altas del agua.

· Sequía en el sur de África e India y en el Pacífico del oeste (Australia, Indonesia, Filipinas).

· Las huracanes que normalmente ocurren en Asia (Indonesia, Filipinas, Tailandia) comienzan a formarse en las islas del Pacífico (Hawái, Tahití, Fiji).

La Niña

· Clima seca y fría en la costa occidental de las Américas, en el Golfo de México y en el nordeste de África.

· Lluvias fuertes en el sur de África e India y en el Pacífico del oeste.

· Inundaciones y huracanes en Asia oriental.





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