La configuración económica del mundo ha experimentado algunas transformaciones importantes. Tal vez la principal de ellas sea la emergencia de algunas economías (China, India, Brasil, México, etc.) que han pasado de desempeñar un papel subsidiario a convertirse en protagonistas activos de un mundo globalizado. Aunque la predicción económica es un ejercicio arriesgado que conviene practicar con gran cautela, todo parece indicar que la “multipolarización” de la economía internacional seguirá su curso.
Durante la segunda fase de la globalización contemporánea, el tamaño relativo de las economías de países y áreas del mundo ha variado. En algún caso significativamente.
Si bien unos y otras ganan absolutamente, como corresponde a un mundo en crecimiento económico, sólo lo hacen proporcionalmente, y mucho, algunos países asiáticos (Corea del Sur, China e India, por este orden). También, aunque en mucha menor medida, México y Brasil. No así América Latina, que experimenta un muy pequeño retroceso. Algo mayor es el de África. En ambos casos, la globalización no ha tenido para ellos resultados comparables, ni de lejos, a los de Asia. De hecho, pese al crecimiento demográfico, no han podido aprovechar sus ventajas para ver, como sería deseable, aumentar su peso en la economía mundial. Era esperable que las economías que partían de niveles bajos hubieran crecido más rápidamente que las que eran de nivel alto o medio de desarrollo en 1973. Sin embargo, no así en todos los casos.
Aunque algunas economías europeas (Alemania, Gran Bretaña, Francia, Italia y España) siguen figurando entre las diez mayores del mundo, el tamaño relativo de Europa Occidental ha disminuido apreciablemente (-20%). Especialmente llamativa es la caída de la antigua URSS como consecuencia de su desmembración y del colapso económico que siguió a su peculiar transición a la economía de mercado. Mientras que el peso económico de EEUU apenas se altera gracias a su crecimiento –alto en relación al de los restantes países desarrollados- en los últimos años. Australia y el mundo árabe apenas cambian al alza, si bien, por lo que respecta al último grupo de países, la explicación se encuentra en los precios del petróleo, por lo que las ganancias se reparten muy desigualmente dentro de él.
El panorama del crecimiento económico internacional se altera algo, no mucho, cuando atendemos a los resultados en términos per capita. Aquí conviene distinguir, lo que no siempre se hace, entre ganadores y perdedores absoluta y relativamente. Con los datos disponibles, la mayor parte de la humanidad ha crecido económicamente entre 1973 y 2001. Algo bien distinto es que el crecimiento haya sido suficiente para sacar a todo el mundo de la pobreza o que el mundo se haya vuelto más igualitario.
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