EL PUERTO DE BUENOS AIRES EN EL PERIODO COLONIAL:
El carácter cerrado y autosuficiente de las regiones comprendidas en el actual territorio argentino y el equilibrio entre ellas, comienza a ser conmovido a fines del siglo XVIII por el surgimiento concurrente de dos factores dinámicos del desarrollo. El primero, es la apertura del Río de la Plata para el comercio colonial; el puerto de Buenos Aires surge de este modo como el intermediario natural para el comercio de las regiones meridionales del imperio sudamericano de España. El segundo, es la importancia creciente que la ganadería del litoral va adquiriendo como actividad orientada hacia la exportación.
Estos territorios reciben así, en escala apreciable, por primera vez en su historia. La influencia del elemento dinámico fundamental del desarrollo en la época: el comercio exterior.
Ventaja locacional del puerto.
El Río de la Plata poseía una ubicación geográfica que lo constituía en la mejor vía de acceso al corazón del imperio colonial español al sur del Perú. De Buenos Aires a Potosí la distancia era de 1750 Km. de caminos llanos que tardaban dos meses en recorrerse. De Lima a Potosí, en cambio, la distancia era de 2500 Km, de caminos de montaña que insumían cuatro meses para cubrirse. De esta manera. Las mercaderías importadas puestas en Potosí tenían precios muy distintos, según fuese su puerto de entrada Lima o Buenos Aires.
Sin embargo, Buenos Aires pudo hacer valer su ventaja competitiva frente a Lima recién en la segunda mitad del siglo XVIII en virtud de las reformas liberales de los reyes borbones
Las razones para que durante prácticamente 250 años de vida colonial el Río de la Plata y, particularmente, Buenos Aires, no cumpliese el papel que naturalmente le correspondía como centro de intermediación de la América colonial española al sur del Perú, son las siguientes:
1- El poco desarrollo de la región pampeana y el carácter eminentemente cerrado de las economías regionales del interior, que no producían excedentes exportables en ninguno de los rubros principales que componían el mercado colonial.
2- El hecho de que el centro de gravedad del imperio colonial español estuviese en el Caribe. Era, además, el punto de intercambio de la producción minera del Perú. En realidad, el Caribe fue, durante los siglos XVI y XVII, el centro de gravedad de todo el mundo colonial americano.
3- Las reglamentaciones españolas que excluían al Río de la Plata de los cauces comerciales de la colonia, limitándolos exclusivamente a la América Central.[1]El aislamiento fue reforzado con el establecimiento de la Aduana Seca de Córdoba en 1622 y disposiciones que prohibían las importaciones de metales preciosos al Río de la Plata con el objeto de excluir la exportación por esta vía de la exportación de la producción minera del Alto Perú.
4- Las excepciones admitidas por España a la prohibición de todo tráfico exterior por el Río de la Plata[2] tuvieron por objeto posibilitar la subsistencia de Buenos Aires y los miserables poblados de la zona. El contrabando realizado, violando naturalmente las disposiciones reales, no alcanzó, volúmenes cuantiosos.
La importancia estratégica del Río de la Plata y el cambio de la política de España
La modificación radical de la política española frente al Río de la Plata,[3]concretada fundamentalmente en la creación del Virreinato del Río de la Plata en 1776 y en el Reglamento de Comercio Libre de 1778, obedeció principalmente a cambios en la estrategia global de la corona.
La presión ejercida por los incipientes grupos comerciales y ganaderos del Río de la Plata no parece haber sido la causa determinante de la solución. La descentralización del poder administrativo, político y militar respondió a necesidades estratégicas de defensa de estos territorios frente a la creciente penetración portuguesa e inglesa en la región. La autorización acordada a Buenos Aires y Montevideo, proporcionó la base material del desarrollo indispensable a esta zona, que seguía dependiendo fundamentalmente de su papel de intermediaria como base de su desenvolvimiento
En Brasil, los bandeirantes penetraron en Río Grande, en Uruguay y en varios puntos de la Mesopotamia argentina. El descubrimiento de metales y piedras preciosas, a fines del siglo XVIII en los Estados de Minas Gerais, Matto Grosso y Goias desplazó el centro de gravedad de la economía colonial brasileña hacia el Sur.
Significación de la creciente importancia comercial del puerto.
Las reformas liberales de los borbones sentaron las bases de cambios profundos en el funcionamiento dinámico de las economías regionales del actual territorio argentino. Sin embargo, el escaso desarrollo de la región pampeana y la ausencia de una actividad fuertemente integrada en el mercado colonial, habría mantenido dentro de límites muy estrechos las posibilidades de expansión de Buenos Aires como puerto de intermediación. Tenía poco que exportar y, consecuentemente, poca capacidad de importar. Se necesitaría la expansión de una actividad orientada hacia la exportación, en la propia zona de influencia del puerto, para consolidar las bases de su desarrollo y afirmar la preponderancia de su posición en el país. La producción ganadera del Litoral habría de dar respuesta al problema.
[1] Desde 1561 a 1739 el comercio de España con América se realizó a través del sistema de flotas y galeones. Se dio autorización exclusiva para el tráfico colonial, en España, a los puertos de Cádiz y San Lúcar de Barrameda y, en América, A Cartagena, Portobelo y San Juan de Ulúa. Todo otro puerto estaba excluido del tráfico, como así también todo navío que no formara parte de las flotas y galeones. A partir de 1739 se suspendió el sistema volviéndose al régimen de navíos de registro sueltos, preparados por comerciantes de Sevilla y Cádiz.
[2] En Agosto de 1962, Felipe II otorgó una autorización a los pobladores del Plata para exportar anualmente, en sus barcos, Al Brasil, Guinea 2000 fanegas de trigo, 500 arrobas de sebo y 500 quintales de cecina. En el viaje de retorno podían importar las mercaderías que quisieran, pero estaba prohibida la reexportación a las otras colonias españolas. El comercio directo con España, la inmigración e introducción de esclavos, estaban prohibidas. El régimen fue prorrogado por cinco años cada vez, en octubre de 1608 y julio de 1614. En 1616 el pedido de los pobladores de dar a esta excepción un carácter permanente fue rechazada.
[3] Consistieron en la habilitación de los principales puertos de España para el comercio con Indias y a los principales puertos de América, incluyendo Buenos Aires y Montevideo. Se permitía además, la internación de los productos importados por Buenos Aires, abriendo el mercado interior a la influencia de Buenos Aires. Estas disposiciones estaban contenidas en el Reglamento de Comercio Libre de 1778. En 1791 se autorizó la trata de negros, en 1795 se autorizó a comerciar con las colonias extranjeras.
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