Un ensayista norteamericano dividió el mundo del futuro entre dos espacios. Uno, el de bendecidos por la tecnología, la ciencia y el saber. Esa porción es una dimension pequeña pero poderosa y protegida como el domo en la ciudad del Mundo Feliz de Huxley. El otro, inmenso como dos océanos, será el de los desposeídos, un mundo desesperado que observará desde la distancia el movimiento en esa cúpula afortunada. Es una visión horrenda. Pero la dirección mundial se acerca peligrosamente al territorio de esa pesadilla. Los que cruzan el espacio prohibido serán devueltos y el territorio que habían dejado no será mejorado. Y eso es lo que ya está ocurriendo, no lejos de las profecías pesimistas del ensayista de esta historia.
Geografia
martes, 22 de mayo de 2012
GEOGRAFIA
Me gustaría inventar un país contigo
para que las palabras como patria o porvenir,
bandera, nación, frontera, raza o destino
tuvieran algún sentido para mí.
Y que limite al este con mil amigos,
al sur con tus pasiones y al oeste con el mar.
al norte con los secretos que nunca te digo
para gobernarlos de cerca si los quieres conquistar.
Si tú también lo sientes, si a ti también te apetece,
no lo pienses, vámonos, ya somos dos.
porqué no me das la mano y nos cogemos este barco
celebrando con un beso que hoy es hoy.
que nuestra patria existe donde estemos tú y yo,
que todo estará cerca si cerca estamos los dos.
que nuestra patria existe donde estemos tú y yo,
que todo estará cerca, vámonos.
Me encantaría que nuestro país tuviera
un arsenal inmenso de caricias bajo el mar
para que al caer la noche yo encienda dos velas
para invadirte por sorpresa en la intimidad.
Con dos habitantes será el más pequeño del mundo
y sin embargo el más grande de todos los que yo vi.
de veras te digo que el himno que escribo es sincero,
habla de que hay tantos países como gente en cada país.
Si tú también lo sientes, si a ti también te apetece,
no lo pienses, vámonos, ya somos dos.
porqué no me das la mano y nos cogemos este barco
celebrando con un beso que hoy es hoy.
que nuestra patria existe donde estemos tú y yo,
que todo estará cerca si cerca estamos los dos.
que nuestra patria existe donde estemos tú y yo,
que todo estará cerca no lo pienses vámonos.
porque nuestra patria existe donde estemos tú y yo,
que todo estará cerca si cerca estamos los dos,
que todo estará cerca vámonos tú y yo.
La Oreja De Van Gogh
Fuente: musica.com
para que las palabras como patria o porvenir,
bandera, nación, frontera, raza o destino
tuvieran algún sentido para mí.
Y que limite al este con mil amigos,
al sur con tus pasiones y al oeste con el mar.
al norte con los secretos que nunca te digo
para gobernarlos de cerca si los quieres conquistar.
Si tú también lo sientes, si a ti también te apetece,
no lo pienses, vámonos, ya somos dos.
porqué no me das la mano y nos cogemos este barco
celebrando con un beso que hoy es hoy.
que nuestra patria existe donde estemos tú y yo,
que todo estará cerca si cerca estamos los dos.
que nuestra patria existe donde estemos tú y yo,
que todo estará cerca, vámonos.
Me encantaría que nuestro país tuviera
un arsenal inmenso de caricias bajo el mar
para que al caer la noche yo encienda dos velas
para invadirte por sorpresa en la intimidad.
Con dos habitantes será el más pequeño del mundo
y sin embargo el más grande de todos los que yo vi.
de veras te digo que el himno que escribo es sincero,
habla de que hay tantos países como gente en cada país.
Si tú también lo sientes, si a ti también te apetece,
no lo pienses, vámonos, ya somos dos.
porqué no me das la mano y nos cogemos este barco
celebrando con un beso que hoy es hoy.
que nuestra patria existe donde estemos tú y yo,
que todo estará cerca si cerca estamos los dos.
que nuestra patria existe donde estemos tú y yo,
que todo estará cerca no lo pienses vámonos.
porque nuestra patria existe donde estemos tú y yo,
que todo estará cerca si cerca estamos los dos,
que todo estará cerca vámonos tú y yo.
La Oreja De Van Gogh
Fuente: musica.com
4to Economia
La migración mueve la economía mundial
FUENTE : LE MONDE DIPLOMATIQUE,2011.
Los 200 millones de inmigrantes que hay en el mundo generan una riqueza de 1,67 billones de euros y contribuyen al desarrollo del Tercer Mundo tres veces más de lo que hacen todos los países industrializados juntos.
La inmigración: crecimiento con futuro.
Los inmigrantes son una de las principales fuentes de riqueza. Con su trabajo, contribuyen de manera muy significativa al desarrollo de los países en los que vienen, y de los países de los que proceden.
Son las conclusiones de un informe titulado "La Migración en un Mundo Interconectado" y elaborado por la Comisión Mundial para tratar la Cuestión de la Migración Internacional, constituida a finales de 2003 por el secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan.
Cocineros multinacionales en Hannover.
El inmigrante: fuente de riqueza
Sólo el 16 % de la población en disposición de trabajar vive en los países ricos. Éstos necesitan mano de obra y reciben el 60 % de la migración. A nivel mundial, el número de inmigrantes ha pasado de 72 a 200 millones en los últimos 30 años. En Europa, 89 % del crecimiento de la población es obra de inmigrantes.
Los inmigrantes no son sólo mano de obra sino también generan riqueza: en forma de impuestos, 1,67 billones a nivel mundial, más de 56 millones en Europa. Cada año mandan a sus familias en todo el mundo 125.000 millones de euros, ayudando a fortalecer las economías de los países con menos recursos. Así, las entre 2,5 y cuatro millones de personas que, según estimaciones de la Comisión, viven en situación ilegal, podrían contribuir a un mayor crecimiento si fueran reconocidos como ciudadanos legales.
El informe revela además que los inmigrantes cada vez consiguen empleos mejor remunerados y que la migración, en el futuro, lejos de descender irá en aumento, como consecuencia del "crecimiento continuado de las desigualdades en desarrollo, demografía y democracia en las diversas partes del mundo", dice el documento.
Conseguir un permiso de residencia en un país desarrollado: una odisea.
El "problema" de la migración
Una de las grandes injusticias que se cometen con el inmigrante se produce en los medios de comunicación. En muchos casos hablamos de ellos como un "problema". El problema de la migración. De esta manera, el ciudadano de a pie tiende a relacionar y mezclar los dos conceptos, de manera que en su inconsciente ocupan el inmigrante y las dificultades un mismo lugar.
Pero que el inmigrante trabaja, paga impuestos, consume, contribuye al mantenimiento del Estado, activa la economía mundial, raramente es noticia. Por eso el informe de la Comisión rompe una lanza a favor del inmigrante, y apuesta por una política de migración global que, ya que ellos cumplen con los deberes, respete sus derechos.
"Los seres humanos deben emigrar libremente y no por necesidad. Muchos países industrializados están obligados, por razones demográficas, a acoger emigrantes, puesto que de otra manera faltaría mano de obra. Así, el papel del inmigrante en el desarrollo y la lucha contra la pobreza debería ser reconocido y apoyado", sentencia el informe.
----------------------------------
La migración es un asunto cada vez más relevante para comprender cómo es que funciona esta economía. Tiene efectos crecientes y directos en dos campos cruciales: el mercado laboral y el flujo de dólares. Esos efectos no son los únicos, pero están estrechamente ligados con la definición de las políticas fiscal y monetaria que han sido capaces, en los años recientes, de crear un entorno de estabilidad financiera, aunque no de crecimiento y mayor bienestar.
La gente emigra a Estados Unidos por falta de oportunidades de trabajo en México. Pero no se trata de la falta de cualquier tipo de trabajo, sino de aquellos que ofrezcan buenas condiciones de salario, prestaciones y seguridad en el empleo. Esa seguridad tiene que ver no sólo con el hecho de que su puesto sea duradero, sino que genere, también, con el tiempo, una posibilidad de retiro viable y con dinero que alcance.
Por eso es que no es igual aproximarse a la forma en que opera el mercado de trabajo en términos del empleo, entendido de modo integral, que en los de la ocupación, como lo hace el gobierno desde hace unos años. Esta modalidad de medir la ocupación como una representación de la situación del mercado de trabajo equivale a una aceptación tácita de las condiciones de precariedad que privan en el empleo.
En el centro de la economía está el trabajo y en México no se generan suficientes empleos y, menos aún, de calidad. La migración es un elemento clave para que los desequilibrios que existen en ese mercado no se muestren en toda su dimensión.
Y, además, los migrantes aportan alrededor de 25 mil millones de dólares cada año (es la segunda fuente de divisas luego del petróleo), con los que se previene la degradación mayor de los niveles de vida de una parte relevante de la población. Pero también se contribuye, así, con la acumulación de las reservas internacionales del banco central que sirven para mantener la relativa estabilidad del peso frente al dólar, es decir, ayudan a prevenir una devaluación.
Las condiciones favorables para el trabajo no se están generando hoy, y no se ha conseguido hacerlo desde hace mucho tiempo en México, casi ya durante un cuarto de siglo. La economía no crece de manera suficiente para emplear a todos los que llegan al mercado de trabajo (en torno a un millón 250 mil personas por año) y a los que deben agregarse aquellos que pierden su empleo y buscan uno nuevo. Ese es un factor que provoca que alrededor de 600 mil personas cada año vayan a buscar trabajo en Estados Unidos.
Unicamente con esos pocos datos se aprecia la relevancia del debate legislativo sobre la reforma migratoria en el Congreso de aquel país. Las reglas que se fijen para acoger a los trabajadores migratorios de manera temporal y las que se apliquen para legalizar a los que ya están allá afectarán la existencia de muchos mexicanos y la de sus familias, así como su seguridad y hasta su integridad física.
La ley sobre migración está aún en una etapa de discusión y va a tener muchos ajustes. La comunidad mexicana, allá y acá, debe estar muy atenta a la evolución de los debates, a las propuestas que se presenten y a la versión final de la legislación. Hay muchas posiciones e intereses encontrados dentro de los grupos políticos y diferencias entre la misma comunidad de migrantes mexicanos y sus federaciones en distintas partes de Estados Unidos.
Se trata de ver cuántos trabajadores serán admitidos, en qué condiciones y qué tipo de acciones tomarán las autoridades policiacas de la frontera para contenerlos.
Ante esas cuestiones cuya relevancia no puede exagerarse, llama la atención, aunque no sorprende, la pasividad del gobierno mexicano que, si bien es cierto está fuera del debate político en el Congreso estadunidense, podría hacer una diplomacia más activa, comprometida e inteligente a favor de los migrantes que el país expulsa todo el tiempo y de los cuales depende cada vez más.
Pero la cancillería carece de liderazgo, no se aprecia qué hace o cuando menos que quiere o intenta hacer. La reciente visita de la canciller Espinosa a la secretaria de Estado Rice pasó inadvertida, aunque ocurrió en medio del debate de la ley de migración y mostró la pasividad que priva al respecto en este gobierno. No hay una política estatal con respecto a la migración masiva y ésta es una grave carencia política y pone en evidencia una faceta más de un grave problema social.
La migración de mexicanos a Estados Unidos es un asunto de interés nacional y no hay estrategia alguna para enfrentarla. Pero el hecho es que esto representa cada vez más el fracaso de las medidas de gestión económica que se siguen aplicando en el país y la falta capacidad política para definir acciones que prevengan que la gente tenga que irse e, igualmente, que protejan a los migrantes. La comunidad mexicana en Estados Unidos representa cada vez más una fuerza económica y política que no puede ignorarse.
FUENTE : LE MONDE DIPLOMATIQUE,2011.
Los 200 millones de inmigrantes que hay en el mundo generan una riqueza de 1,67 billones de euros y contribuyen al desarrollo del Tercer Mundo tres veces más de lo que hacen todos los países industrializados juntos.
La inmigración: crecimiento con futuro.
Los inmigrantes son una de las principales fuentes de riqueza. Con su trabajo, contribuyen de manera muy significativa al desarrollo de los países en los que vienen, y de los países de los que proceden.
Son las conclusiones de un informe titulado "La Migración en un Mundo Interconectado" y elaborado por la Comisión Mundial para tratar la Cuestión de la Migración Internacional, constituida a finales de 2003 por el secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan.
Cocineros multinacionales en Hannover.
El inmigrante: fuente de riqueza
Sólo el 16 % de la población en disposición de trabajar vive en los países ricos. Éstos necesitan mano de obra y reciben el 60 % de la migración. A nivel mundial, el número de inmigrantes ha pasado de 72 a 200 millones en los últimos 30 años. En Europa, 89 % del crecimiento de la población es obra de inmigrantes.
Los inmigrantes no son sólo mano de obra sino también generan riqueza: en forma de impuestos, 1,67 billones a nivel mundial, más de 56 millones en Europa. Cada año mandan a sus familias en todo el mundo 125.000 millones de euros, ayudando a fortalecer las economías de los países con menos recursos. Así, las entre 2,5 y cuatro millones de personas que, según estimaciones de la Comisión, viven en situación ilegal, podrían contribuir a un mayor crecimiento si fueran reconocidos como ciudadanos legales.
El informe revela además que los inmigrantes cada vez consiguen empleos mejor remunerados y que la migración, en el futuro, lejos de descender irá en aumento, como consecuencia del "crecimiento continuado de las desigualdades en desarrollo, demografía y democracia en las diversas partes del mundo", dice el documento.
Conseguir un permiso de residencia en un país desarrollado: una odisea.
El "problema" de la migración
Una de las grandes injusticias que se cometen con el inmigrante se produce en los medios de comunicación. En muchos casos hablamos de ellos como un "problema". El problema de la migración. De esta manera, el ciudadano de a pie tiende a relacionar y mezclar los dos conceptos, de manera que en su inconsciente ocupan el inmigrante y las dificultades un mismo lugar.
Pero que el inmigrante trabaja, paga impuestos, consume, contribuye al mantenimiento del Estado, activa la economía mundial, raramente es noticia. Por eso el informe de la Comisión rompe una lanza a favor del inmigrante, y apuesta por una política de migración global que, ya que ellos cumplen con los deberes, respete sus derechos.
"Los seres humanos deben emigrar libremente y no por necesidad. Muchos países industrializados están obligados, por razones demográficas, a acoger emigrantes, puesto que de otra manera faltaría mano de obra. Así, el papel del inmigrante en el desarrollo y la lucha contra la pobreza debería ser reconocido y apoyado", sentencia el informe.
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La migración es un asunto cada vez más relevante para comprender cómo es que funciona esta economía. Tiene efectos crecientes y directos en dos campos cruciales: el mercado laboral y el flujo de dólares. Esos efectos no son los únicos, pero están estrechamente ligados con la definición de las políticas fiscal y monetaria que han sido capaces, en los años recientes, de crear un entorno de estabilidad financiera, aunque no de crecimiento y mayor bienestar.
La gente emigra a Estados Unidos por falta de oportunidades de trabajo en México. Pero no se trata de la falta de cualquier tipo de trabajo, sino de aquellos que ofrezcan buenas condiciones de salario, prestaciones y seguridad en el empleo. Esa seguridad tiene que ver no sólo con el hecho de que su puesto sea duradero, sino que genere, también, con el tiempo, una posibilidad de retiro viable y con dinero que alcance.
Por eso es que no es igual aproximarse a la forma en que opera el mercado de trabajo en términos del empleo, entendido de modo integral, que en los de la ocupación, como lo hace el gobierno desde hace unos años. Esta modalidad de medir la ocupación como una representación de la situación del mercado de trabajo equivale a una aceptación tácita de las condiciones de precariedad que privan en el empleo.
En el centro de la economía está el trabajo y en México no se generan suficientes empleos y, menos aún, de calidad. La migración es un elemento clave para que los desequilibrios que existen en ese mercado no se muestren en toda su dimensión.
Y, además, los migrantes aportan alrededor de 25 mil millones de dólares cada año (es la segunda fuente de divisas luego del petróleo), con los que se previene la degradación mayor de los niveles de vida de una parte relevante de la población. Pero también se contribuye, así, con la acumulación de las reservas internacionales del banco central que sirven para mantener la relativa estabilidad del peso frente al dólar, es decir, ayudan a prevenir una devaluación.
Las condiciones favorables para el trabajo no se están generando hoy, y no se ha conseguido hacerlo desde hace mucho tiempo en México, casi ya durante un cuarto de siglo. La economía no crece de manera suficiente para emplear a todos los que llegan al mercado de trabajo (en torno a un millón 250 mil personas por año) y a los que deben agregarse aquellos que pierden su empleo y buscan uno nuevo. Ese es un factor que provoca que alrededor de 600 mil personas cada año vayan a buscar trabajo en Estados Unidos.
Unicamente con esos pocos datos se aprecia la relevancia del debate legislativo sobre la reforma migratoria en el Congreso de aquel país. Las reglas que se fijen para acoger a los trabajadores migratorios de manera temporal y las que se apliquen para legalizar a los que ya están allá afectarán la existencia de muchos mexicanos y la de sus familias, así como su seguridad y hasta su integridad física.
La ley sobre migración está aún en una etapa de discusión y va a tener muchos ajustes. La comunidad mexicana, allá y acá, debe estar muy atenta a la evolución de los debates, a las propuestas que se presenten y a la versión final de la legislación. Hay muchas posiciones e intereses encontrados dentro de los grupos políticos y diferencias entre la misma comunidad de migrantes mexicanos y sus federaciones en distintas partes de Estados Unidos.
Se trata de ver cuántos trabajadores serán admitidos, en qué condiciones y qué tipo de acciones tomarán las autoridades policiacas de la frontera para contenerlos.
Ante esas cuestiones cuya relevancia no puede exagerarse, llama la atención, aunque no sorprende, la pasividad del gobierno mexicano que, si bien es cierto está fuera del debate político en el Congreso estadunidense, podría hacer una diplomacia más activa, comprometida e inteligente a favor de los migrantes que el país expulsa todo el tiempo y de los cuales depende cada vez más.
Pero la cancillería carece de liderazgo, no se aprecia qué hace o cuando menos que quiere o intenta hacer. La reciente visita de la canciller Espinosa a la secretaria de Estado Rice pasó inadvertida, aunque ocurrió en medio del debate de la ley de migración y mostró la pasividad que priva al respecto en este gobierno. No hay una política estatal con respecto a la migración masiva y ésta es una grave carencia política y pone en evidencia una faceta más de un grave problema social.
La migración de mexicanos a Estados Unidos es un asunto de interés nacional y no hay estrategia alguna para enfrentarla. Pero el hecho es que esto representa cada vez más el fracaso de las medidas de gestión económica que se siguen aplicando en el país y la falta capacidad política para definir acciones que prevengan que la gente tenga que irse e, igualmente, que protejan a los migrantes. La comunidad mexicana en Estados Unidos representa cada vez más una fuerza económica y política que no puede ignorarse.
4to Sociales
Se denomina migración a todo desplazamiento de la población (humana o animal) que se produce desde un lugar de origen a otro destino y lleva consigo un cambio de la residencia habitual en el caso de las personas o del hábitat en el caso de las especies animales migratorias. De acuerdo con lo anterior existirán dos tipos de migraciones: migraciones humanas y animales. Las migraciones de seres humanos se estudian tanto por la Demografía como por la Geografía de la población.
La historia de la humanidad ha sido la historia de grandes migraciones, por las cuales el ser humano se fue desplazando desde sus lugares de origen en África hasta poblar prácticamente todo el planeta. Este proceso de migración constante era la condición natural de vida de las sociedades tribales originarias. La migración desde África hacia Asia y luego el resto del mundo se inició hace unos 70.000 años y bien podemos decir que aún está en marcha.
Al hablar de migración es por ello conveniente recordar los periodos históricos que precedieron al actual. Sólo desde el contexto histórico y considerando las variables económicas y sociales, podremos comprender los motivos por los que emigran, personas procedentes de todos los continentes y que llegan a los países de destino con la expectativa de permanecer por un tiempo o, tal vez, de construir una vida en ellos.
La historia de la humanidad hace referencia a los grandes movimientos culturales, económicos, geográficos y políticos que dieron origen a desplazamientos en masa de la población, tanto espontáneos como forzados.
En la prehistoria se inició la expansión de la humanidad, alcanzando todas las regiones habitables.
En la antigüedad, Grecia, Cartago y Roma organizaban flujos emigratorios como método para establecer las colonias necesarias para expandir el comercio de la metrópoli, el cual constituía su principal medio de subsistencia.
La Edad Media duró un milenio en Europa y fue testigo de tres procesos migratorios masivos: las invasiones bárbaras, la expansión del Islam y la formación del Imperio bizantino, el cual vino a ser sustituido, ya en la Edad Moderna, por el Imperio turco (u otomano).
A partir del descubrimiento de América, millones de personas emigraron a los nuevos territorios. Los Estados Unidos del Norte son el mejor ejemplo de un territorio poblado por sucesivas olas de inmigración.
En el siglo XIX, como resultado de la Revolución Industrial ya iniciada en el siglo anterior en Europa, se inició una época de extraordinario crecimiento del colonialismo con el fin de obtener, por parte de los países europeos en proceso de industrialización las materias primas que necesitaban para esa industrialización.
Procesos relevantes en la historia de las migraciones
La revolución neolítica de hace unos 9.000 años, y que consistió básicamente en el desarrollo de la agricultura intensiva bajo riego, trajo consigo un desplazamiento enorme de la población en los continentes africano y asiático primero y europeo y americano después, en el que millones de personas abandonaron su modo de vida nómada para hacerse sedentarios. El proceso de esta primera revolución ocurrida en la historia de la humanidad está bien explicado en varias obras de V. Gordon Childe (especialmente en Los orígenes de la civilización ([1] )
La formación de los primeros imperios en el Oriente Medio y en el Mediterráneo oriental (Mesopotamia, Egipto, Persia, Media, Grecia, Macedonia, Fenicia) y en el Mediterráneo occidental (Cartago y Roma) trajo consigo grandes desplazamientos de pobladores y soldados, que se encargaron de ocupar, tanto libremente como por la fuerza, nuevas tierras. El caso de los colonos romanos que se establecieron en la antigua Dacia (actual Rumanía) puede servir de ejemplo de estos desplazamientos.
El periodo de las grandes migraciones sirvió para que muchos pueblos indoeuropeos se establecieran a ambos lados de los antiguos limes (límites) del Imperio romano.
El feudalismo tuvo un efecto dual en cuanto se refiere a las migraciones de población: por una parte fijó a los campesinos al suelo, es decir, a la tierra y aldeas de los distintos feudos. Por la otra, aunque redujo el comercio, aumentó enormemente las guerras de conquista entre los feudos existentes, lo cual dio origen a verdaderas invasiones y desplazamientos masivos de la población, que fueron creciendo con el aumento y transformación de algunos feudos en los Estados Nacionales a fines de la Edad Media lo que, a su vez, determinó la decadencia definitiva del sistema feudal.
En la Baja Edad Media se desarrollaron las redes de las ciudades estado, como la Liga Hanseática en el noroeste europeo y las ciudades surgidas a ambos lados de los pasos a través de los Alpes y en las ciudades del Norte de Italia, con el predominio de Venecia, que llegó a ser la mayor ciudad del mundo gracias al desarrollo del comercio. Estas ciudades crecieron enormemente por el desarrollo del comercio y dieron lugar a grandes desplazamientos o migraciones entre el mundo rural y dichas ciudades, así como el surgimiento de otras aldeas transformadas en burgos dedicados a la manufactura artesanal que alimentaba ese comercio.
Los comienzos de la Edad Moderna marcan el inicio de los viajes de descubrimiento, la formación de Imperios de ultramar, la colonización de otros continentes y países por parte, principalmente, de los países europeos. El desarrollo de la navegación dio lugar a unos desplazamientos masivos de millones de personas que, al mismo tiempo que dieron origen a una verdadera despoblación en muchos países europeos, sirvieron para fundar y poblar muchos países nuevos, sobre todo en América, a través de un proceso que puede considerarse, al mismo tiempo, como una invasión y hasta genocidio (especialmente en los primeros tiempos) pero también como la fundación y desarrollo de un nuevo mundo con una mayor calidad de vida. La ocupación progresiva de la América del Norte por parte de los españoles, franceses e ingleses (en este orden) se hizo más intensa con el descubrimiento de oro y plata en el Oeste del territorio en 1848, pero esta ocupación, sobre todo en el siglo XIX, tuvo caracteres muy distintos a la expansión colonial en Hispanoamérica durante la época colonial.
El desarrollo de la Revolución Industrial dio origen al mayor proceso migratorio de toda la historia que no ha terminado aún, sino que está tomando nuevas formas: el llamado éxodo rural, que involucró a miles de millones de campesinos en todo el mundo que fueron dando origen, a su vez, al crecimiento descontrolado y excesivo de ciudades enormes.
La Gran Emigración europea (1800-1950). Relacionado con el éxodo rural desde comienzos del siglo XIX y durante casi un siglo y medio, millones de europeos pobres emigraron principalmente hacia los continentes de América y Australia.
A partir de 1950 en adelante se ha venido desarrollando un proceso emigratorio de dimensiones incalculables en los países del Tercer Mundo, especialmente en los más poblados. También relacionado con el éxodo rural, que en el Tercer Mundo comenzó después que en Europa, millones de personas de los países no desarrollados iniciaron un proceso de migraciones hacia Estados Unidos, Europa, Canadá, Japón y Australia, principalmente. Y la dimensión interna de esta gran emigración siempre ha sido mucho mayor que la internacional, lo que está avalado por el hecho notorio de que las grandes ciudades más pobladas del mundo actual han surgido, precisamente, en países del Tercer Mundo (Shanghái, Bombai, México).
4to Cs. Sociales
Las migraciones internacionales en la actualidad
Según el Informe sobre Desarrollo Humano 2009 del PNUD (El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo) existirían unos mil millones de migrantes en la actualidad. De ellos, la abrumadora mayoría serían migrantes internos y solo menos de una cuarta parte se habría desplazado fuera de las fronteras de su respectivo país.
Así lo dice el informe mencionado: “Incluso con una definición conservadora de la migración interna que computa el movimiento sólo a través de las demarcaciones zonales más grandes de un país, el número de personas que se desplaza internamente en nuestra muestra es seis veces mayor que quienes emigran a otro país. Si usamos los patrones regionales que encontramos en estos datos, calculamos que hay alrededor de 740 millones de migrantes internos en el mundo, casi cuatro veces la cifra de quienes se desplazan internacionalmente. En comparación, la cifra contemporánea de migrantes internacionales (214 millones o 3,1% de la población mundial) parece pequeña.”
El mismo informe muestra que el flujo mayoritario de desplazamientos internacionales se dirigiría hacia países con niveles semejantes de desarrollo. Un flujo considerable, pero minoritario, está sin embargo formado por aquellas personas que se desplazan desde países pobres o menos desarrollados a países ricos o más desarrollados. Esta migración acostumbra a denominarse migración Sur-Norte (países pobres-países ricos). El PNUD nos da la siguiente estimación de estos flujos: “si limitamos nuestra atención a los movimientos internacionales, el grueso de ellos no se produce entre países con niveles de desarrollo muy diferentes. Sólo el 37% de la migración mundial es desde países en desarrollo a países desarrollados. La mayoría del desplazamiento tiene lugar entre países de la misma categoría de desarrollo: alrededor del 60% de los migrantes se traslada o bien entre países en desarrollo o entre países desarrollados (el restante 3% se mueve desde países desarrollados a países en desarrollo.”
En términos de género, la composición de las migraciones internacionales se ha mantenido muy estable durante los últimos dos decenios, mostrando una leve mayoría masculina lo que viene a contradecir la idea tan común de una “feminización de las migraciones”. De hecho, según las estimaciones de Naciones Unidas el porcentaje de mujeres en el total de migrantes internacionales decrece levemente entre 1990 y 2010 (de 49,1 a 49%). Este decrecimiento se observa tanto en los países más desarrollados (de 52 a 51,5%) como en aquellos menos desarrollados (de 45,9 a 45,3%). Sin embargo, esto no obsta para constatar grandes diferencias en términos de género entre los emigrantes de diversas regiones del mundo. Las migraciones de América Central y del Sur hacia Europa están, por ejemplo, fuertemente feminizadas, mientras que las de México a Estados Unidos o las provenientes de África o, en general, del mundo musulmán, están claramente masculinizadas.
Las estimaciones de las Naciones Unidas muestran además que si bien los flujos migratorios internacionales han aumentado de manera considerable en términos absolutos (de un total acumulado de 75 millones en 1960 a 214 en 2010) su participación porcentual en el total de la población mundial prácticamente no se ha alterado (2,5% en 1960, 2,9% en 1990 y 3,1% en 2010). Esta constatación sorprende teniendo en cuenta la creciente globalización y el aumento considerable de otros flujos internacionales (turismo, mercancías, servicios, capital, información etc.). Comparando con la ola migratoria de fines del siglo XIX vemos que los flujos actuales son en realidad bastante limitados (3,1% comparado con el 8,5% de la población mundial que se alcanzo antes de la Primera Guerra Mundial) a pesar de las mejoras en los sistemas de transportes y el abaratamiento considerable del uso de los mismos. Además, las disparidades que alientan las migraciones muestran hoy por hoy niveles extraordinariamente altos, lo que eleva considerablemente los beneficios que puede reportar el desplazarse de un país pobre a un país rico. El informe del PNUD da al respecto los siguientes ejemplos: “Los migrantes de los países con bajo IDH son quienes más pueden ganar y, en efecto, en promedio vieron multiplicarse sus ingresos por 15 (a US$15.000 por año), duplicaron sus tasas de matrícula en educación (de 47% a 95%) y redujeron la mortalidad infantil en 16 veces (de 112 muertes por cada 1.000 nacidos vivos a siete).”
Mirando ahora la distribución por país de acogida se constata que Estados Unidos sigue siendo, como ya es tradicional, el principal país receptor de inmigrantes con cerca de 43 millones de inmigrantes legales en 2010 (a lo que hay que sumarle una cifra estimada en cerca de 10 millones de inmigrantes irregulares). A bastante distancia le siguen Rusia (12,3 millones), Alemania (10,8 millones), Arabia Saudí (7,3 millones), Canadá (7,2 millones), Francia (6,7 millones), Reino Unido (6,5 millones) y España (6,4 millones). En todos estos casos hay que sumar un porcentaje que va de un 5 a un 15% de inmigrantes irregulares. En porcentaje de su población, la región que más ha recibido inmigrantes es Oceanía (16,8%), seguido por América del Norte (14,2%) y Europa (9,5%). A mucha distancia se ubican África (1,9%), Asia (1,3%) y América Latina (1,3%).
Fuente: Naciones Unidas.
Según el Informe sobre Desarrollo Humano 2009 del PNUD (El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo) existirían unos mil millones de migrantes en la actualidad. De ellos, la abrumadora mayoría serían migrantes internos y solo menos de una cuarta parte se habría desplazado fuera de las fronteras de su respectivo país.
Así lo dice el informe mencionado: “Incluso con una definición conservadora de la migración interna que computa el movimiento sólo a través de las demarcaciones zonales más grandes de un país, el número de personas que se desplaza internamente en nuestra muestra es seis veces mayor que quienes emigran a otro país. Si usamos los patrones regionales que encontramos en estos datos, calculamos que hay alrededor de 740 millones de migrantes internos en el mundo, casi cuatro veces la cifra de quienes se desplazan internacionalmente. En comparación, la cifra contemporánea de migrantes internacionales (214 millones o 3,1% de la población mundial) parece pequeña.”
El mismo informe muestra que el flujo mayoritario de desplazamientos internacionales se dirigiría hacia países con niveles semejantes de desarrollo. Un flujo considerable, pero minoritario, está sin embargo formado por aquellas personas que se desplazan desde países pobres o menos desarrollados a países ricos o más desarrollados. Esta migración acostumbra a denominarse migración Sur-Norte (países pobres-países ricos). El PNUD nos da la siguiente estimación de estos flujos: “si limitamos nuestra atención a los movimientos internacionales, el grueso de ellos no se produce entre países con niveles de desarrollo muy diferentes. Sólo el 37% de la migración mundial es desde países en desarrollo a países desarrollados. La mayoría del desplazamiento tiene lugar entre países de la misma categoría de desarrollo: alrededor del 60% de los migrantes se traslada o bien entre países en desarrollo o entre países desarrollados (el restante 3% se mueve desde países desarrollados a países en desarrollo.”
En términos de género, la composición de las migraciones internacionales se ha mantenido muy estable durante los últimos dos decenios, mostrando una leve mayoría masculina lo que viene a contradecir la idea tan común de una “feminización de las migraciones”. De hecho, según las estimaciones de Naciones Unidas el porcentaje de mujeres en el total de migrantes internacionales decrece levemente entre 1990 y 2010 (de 49,1 a 49%). Este decrecimiento se observa tanto en los países más desarrollados (de 52 a 51,5%) como en aquellos menos desarrollados (de 45,9 a 45,3%). Sin embargo, esto no obsta para constatar grandes diferencias en términos de género entre los emigrantes de diversas regiones del mundo. Las migraciones de América Central y del Sur hacia Europa están, por ejemplo, fuertemente feminizadas, mientras que las de México a Estados Unidos o las provenientes de África o, en general, del mundo musulmán, están claramente masculinizadas.
Las estimaciones de las Naciones Unidas muestran además que si bien los flujos migratorios internacionales han aumentado de manera considerable en términos absolutos (de un total acumulado de 75 millones en 1960 a 214 en 2010) su participación porcentual en el total de la población mundial prácticamente no se ha alterado (2,5% en 1960, 2,9% en 1990 y 3,1% en 2010). Esta constatación sorprende teniendo en cuenta la creciente globalización y el aumento considerable de otros flujos internacionales (turismo, mercancías, servicios, capital, información etc.). Comparando con la ola migratoria de fines del siglo XIX vemos que los flujos actuales son en realidad bastante limitados (3,1% comparado con el 8,5% de la población mundial que se alcanzo antes de la Primera Guerra Mundial) a pesar de las mejoras en los sistemas de transportes y el abaratamiento considerable del uso de los mismos. Además, las disparidades que alientan las migraciones muestran hoy por hoy niveles extraordinariamente altos, lo que eleva considerablemente los beneficios que puede reportar el desplazarse de un país pobre a un país rico. El informe del PNUD da al respecto los siguientes ejemplos: “Los migrantes de los países con bajo IDH son quienes más pueden ganar y, en efecto, en promedio vieron multiplicarse sus ingresos por 15 (a US$15.000 por año), duplicaron sus tasas de matrícula en educación (de 47% a 95%) y redujeron la mortalidad infantil en 16 veces (de 112 muertes por cada 1.000 nacidos vivos a siete).”
Mirando ahora la distribución por país de acogida se constata que Estados Unidos sigue siendo, como ya es tradicional, el principal país receptor de inmigrantes con cerca de 43 millones de inmigrantes legales en 2010 (a lo que hay que sumarle una cifra estimada en cerca de 10 millones de inmigrantes irregulares). A bastante distancia le siguen Rusia (12,3 millones), Alemania (10,8 millones), Arabia Saudí (7,3 millones), Canadá (7,2 millones), Francia (6,7 millones), Reino Unido (6,5 millones) y España (6,4 millones). En todos estos casos hay que sumar un porcentaje que va de un 5 a un 15% de inmigrantes irregulares. En porcentaje de su población, la región que más ha recibido inmigrantes es Oceanía (16,8%), seguido por América del Norte (14,2%) y Europa (9,5%). A mucha distancia se ubican África (1,9%), Asia (1,3%) y América Latina (1,3%).
Fuente: Naciones Unidas.
viernes, 18 de mayo de 2012
jueves, 17 de mayo de 2012
lunes, 14 de mayo de 2012
Población en el mundo
El término región nació en Europa, durante el siglo XVIII, en sustitución al de provincia por su dimensión cultural y su reacción frente a la acción homogenizadora y normativa del estado moderno, en la medida en que éste comenzó a interferir ya no sólo en la esfera jurídica, sino también en la vida cotidiana, económica y social, dando lugar a una noción de autonomía basada en la necesidad de soberanía parcial o total, dotada, a su vez, de competencias reservadas y capacidad reglamentaria propias. Esto originó la problemática de las identidades regionales, y con ella la urgencia del uso de los términos región y regionalismo, que pasaron a designar las manifestaciones públicas de los particularismos locales con origen histórico en los estados modernos europeos. (Poche, 1985: 225-238)
La región puede ser considerada como una porción de territorio determinada por caracteres étnicos o circunstancias especiales de clima, producción, topografía, gobierno, administración aportándole a estos rasgos particulares. La región puede estar presente en cada una de las divisiones territoriales de una nación, definida por sus características geográficas e histórico-sociales, y que puede dividirse a su vez en provincias, departamentos, etc.
Hernán Venegas, define la región como el ente histórico-cultural asentado en una determinada comarca geográfica, cuya jerarquía como tal surge del propio desarrollo y explotación de sus potencialidades y que se manifiesta en la posterior consolidación de intereses clasistas definidos, o de otro tipo que, sin ser excluyentes de los intereses clasistas definidos, marcan con sello propio la vida regional. Este, a su vez, enriquece con sus peculiaridades y contribuye a las regularidades que forman el corpus nacional. (Venegas, 1994: 17)
La región está determinada a su vez por la formación histórica, la económica y la geográfica que mantienen la complejidad del sistema dialéctico regional y donde convergen los procesos migratorios (Hernández, 2005: 2). Téngase en cuenta que la región es el resultado de la acción transformadora del hombre sobre un medio geográfico particular durante un tiempo determinado o un fenómeno en sí mismo y su estructura es el resultado de un proceso histórico de conformación o regionalización, y por su propia naturaleza está en constante transformación y cambio. (Vizcaíno, 1998: 32)
Hernández asume que la región es cambiante, desde el espacio sociocultural, por las relaciones internas como externas, en la comunidad así como en el individuo. Por lo que la región sociocultural se modifica, se adapta y se enriquece. (Hernández, 2005: 4)
El proceso de formación de la región es complejo e involucra a varios factores del proceso histórico relacionados con la evolución económica, política y sociocultural de un territorio determinado. Estos impactos pueden compararse con la regionalización, entendida como aquel “proceso de carácter histórico espacial y geográfico (ubicación física en donde ocurren los fenómenos sociales) el orden en donde la región se asienta, entendida esta como un producto histórico requiere de una lógica de ordenamiento y de estudios sistemáticos de su gestación, desarrollo y futuro posible.” (Rivera, 2003: 15)
El resultado del proceso de regionalización es el origen de la demarcación territorial, que a su vez determina la llamada territorialidad. Regionalización y territorialidad han sido dos conceptos usualmente confundidos en el tratamiento del tema regional, cuando en realidad la segunda se refiere al “espacio que se construye de acuerdo con el objeto de estudio”. O sea, que, en tanto la primera responde a un proceso objetivo, la segunda es el resultado concreto de a las necesidades de interpretación y estudio del fenómeno confortativo. (Miño, 2002: 23)
Eric Van Young define a la región como “una hipótesis por demostrar”, lo cual constituye un reto metodológico que hace imprescindible reconocer a la regionalidad como concepto preexistente, puede definirse como la "cualidad de ser de una región", o sea, aquellas “propiedades y circunstancias socioeconómicas e histórico-culturales que distinguen a un espacio concreto y que pueden ser comparadas en tanto que variables.” (Van Young, 1992: 23)
En el estudio acerca de la región se destaca también Grégoire Métral quien contribuye a la combinación de homogeneidad y diversidad en los asentamientos humanos, explicando un concepto de mayor envergadura como lo es el de sistema territorial, visto como el “conjunto de los territorios de un espacio” que, en cada caso, corresponden a un territorio vivido por el grupo social que lo habita (territorializa), siendo la territorialidad, luego, aquel “conjunto de relaciones que una población mantiene en un territorio percibido como suyo y con las dinámicas provenientes del exterior.” (Métral, 1994: 27-30)
Estos elementos desempeñan un papel fundamental a la hora de definir y explicar los orígenes y desarrollo de la región, cuya configuración se complejiza aún más desde finales del siglo XIX con las nuevas características que imprime a la evolución de la humanidad el ascenso y desarrollo de la revolución industrial y el capitalismo.
La región no es un fenómeno propio de la modernidad, desde la propia antigüedad se dieron las condiciones necesarias para su aparición, tan pronto tuvieron lugar las primeras demarcaciones espaciales voluntariamente determinadas y asimiladas.
En América Latina, una excelente discusión de la evolución de la idea y el concepto de región ha sido presentada por Hiernaux, quien, escapando a las tesis tradicionales de la geografía tradicional, sostiene a la región como “una articulación coherente de articulaciones sistémicas entre diversos grupos y cosmovisiones espacio-temporales.”, apuntando directamente a la idea del connotado Benedict Anderson acerca de que la región es imaginada, en tanto sus miembros jamás conocerán a todos sus connacionales (conregionales), ni oirán siquiera hablar de muchos de ellos; pero aún así, mentalmente, en cada uno es vívida la imagen de su comunión. (Bossier, 1996: 14)
Tales definiciones, al tiempo que han contribuido a determinar el sistema conceptual de partida, han permitido a los especialistas incursionar cada vez con más fuerza en la historia regional y local, cuyas definiciones contemporáneos en sí varían de acuerdo a la incorporación de nuevos términos en los estudios históricos y a las diferentes corrientes de pensamiento que abordan el fenómeno. No obstante, aún pueden hallarse múltiples dificultades a la hora de definir un concepto único, sobre todo por la falta de integración de los elementos que superan el orden geopolítico. Como ha afirmado recientemente el destacado investigador Arturo Taracena, “es muy común observar que la noción de región en los estudios historiográficos ha estado reducida a las entidades administrativas o a los espacios geográficos, lo que no garantiza un estudio englobante de las complicadas relaciones entre actores, intereses y procesos en el espacio regional, ni las de éstas con realidades mayores, como el estado y la nación.” (Taracena, 1999: 26)
Dentro del contexto latinoamericano, la problemática conceptual en torno al fenómeno de la región se ha visto particularmente marcada por los múltiples aspectos que desde varias disciplinas y especialidades se han manejado con respecto a su naturaleza y demarcación. Ello ha promovido, entre los teóricos del tema, la búsqueda de definiciones más específicas, hallándose por momentos un consenso más o menos claro en tono a la región histórica, interpretada especialmente como el “espacio geográfico social en el cual la ciudad actúa como centro jerarquizante y en el que confluyen de manera coherente características económicas, sociales, políticas, culturales e ideológicas, cuya interacción en el tiempo largo produce una identidad que perdura en su trayectoria y que se modifica dentro de su propia dinámica, sin que por ello deje de pertenecer y estar influido por el espacio exterior del que forma parte”(García, 2000: 2).
Según Hernández existe diversos enfoques respecto a la región, entre ellas se destacan:
La región geográfica, que hace referencia al territorio o área delimitada a partir de criterios estrictamente naturales que pueden representarse en una visión planisférica a través de puntos referenciales desde la geografía física y política.
La región económica donde: “las fuerzas productivas y las relaciones de producción se encuentran en función del resultado de un producto común al territorio que tributa al estado desde los marcos meramente regionales, contribuyendo en tradición e identidad regional dentro del proceso de producción a lo largo de la historia de dicho territorio”.
La región natural, determinada exclusivamente por el medio geográfico y sus potencialidades físicas, que en cambio sirve de referencia al resto de las concepciones espaciales.
La región étnica, que implica concretamente al “espacio donde una o varias etnias pueden interactuar sin que necesariamente haya de producirse un conflicto, y que pueden encontrarse allí donde los grupos raciales se han sincretizado, o donde existe cierto nivel de tolerancia en unos y otros al punto de la colisión”.
La región político-administrativa, por su parte, puede definirse como aquella “en la cual el estado, a partir de los resultados del proceso histórico-político, ha establecido los órganos del gobierno, delimitando desde el poder central las marcas geográficas convenientes para la efectividad administrativa del área”.
Vale aclarar que, a juicio del citado autor, esta división estatal forzosa casi nunca se aviene con los intereses de las comunidades regionales, las cuales, si bien se pueden subdividir, establecen vínculos económicos y sociales que superan la demarcación impuesta. (Hernández, 2004: 3-15)
Las clasificaciones de las regiones brindadas por Hernández Sánchez dan una visión sinóptica de las particularidades tipológicas del concepto objeto, desde el punto de vista endogénico.
A diferencia de lo que en ocasiones se piensa, los criterios que determinan la existencia de una región histórica, pues no implican que cada uno de los elementos anteriores pueda darse de modo proporcional, sino que bajo uno de dichos criterios se define la región y las intemperancias del resto se convierten entonces en contradicciones latentes que, de una parte, dan lugar al crisol específico (identitario) de cada región, y de otra constituyen una diversidad interna llamada a confluir definitivamente o a generar conflictos que no se desentienden en lo absoluto de los que vive el resto de las regiones colindantes. En el caso de Latinoamérica, este suceso resulta palpable en tanto que las divisiones geopolíticas conviven desde los tiempos coloniales bajo criterios político-administrativos impuestos, lo cual representa un punto de conflicto y a la vez una fortaleza cultural identitaria. (Hernández, 2004: 10)
Como resultado, la contradicción que se aborda determina el planteamiento del espacio regional y sus factores de conformación tomando como punto de partida el análisis de la región social, entendida ésta como “el conjunto de comunidades que habitan en determinado territorio, cuya particularidad radica precisamente en la confluencia de relaciones sociales comunes resultantes de las condiciones naturales y económicas subyacentes en sus límites geográficos”. Dichas condiciones promueven el desarrollo sociocultural basándose en tradiciones o costumbres, comunidad de cultura y afectaciones externas que marquen la plataforma comunitaria existente. (Hernández, 2004: 10-11)
La región económica tiene un destacado e importante papel en el desempeño y subsistencia de la región geográfica, en la cual está implícita procesos históricos de la formación de las colonias y posteriormente naciones del Caribe. Sus relaciones de producción, condiciones naturales del medio geográfico en las cuales se desarrollan y las fronteras político administrativas establecidas, son peculiaridades que presenta la región económica del caribe insular.
La región geográfica, según José Luis Sánchez Hernández, se concibe como algo continuo o extenso, dotado de corporeidad superficial y se viene enriqueciendo con una nueva visión reticular del espacio socioeconómico. Éste se entiende ahora como un conjunto de territorios trabados y conectados entre sí, tanto vertical como horizontalmente, tanto interna como externamente, por redes de flujos materiales e inmateriales que tejen la urdimbre del capitalismo global construido a partir de las singularidades locales. (Boletín de la A.G.E, 2001: 96)
Sobre la base de sus diferencias se plantea la cuestión de la formación de la nacionalidad caribeña anglófona, francófona, holandesa e hispana. Todas tienen sus particularidades, sus diferencias sus cuestiones especificas que atender y reflejar. La formación de la nación y nacionalidad en la región histórica del Caribe, se presenta a partir de la conformación de la nación y la nacionalidad europea con una fuerte presencia y participación del capital en su establecimiento. El capitalismo condicionó la creación de las naciones modernas a partir de la defensa de los limites de las naciones y las colonias, ajustados a la organización de los sistemas imperiales europeos. La descolonización de mediados del siglo XX consolida las divisiones y líneas imaginarias bajo el principio de la inviolabilidad de las fronteras heredadas que están amparadas en la práctica del uti possidetis o de convalidación de las realidades limítrofes y fronterizas (Venegas, 2001: 10).
Las fronteras que sustentan a las naciones caribeñas son heredadas en la práctica del sistema colonial europeo en las antillas. No han sufrido cambios desde fines del siglo XIX hasta la actualidad. El proceso de establecimiento de las fronteras y límites de las naciones de Europa fue trasladado al sistema colonial.
Los límites establecidos por el sistema mundo capitalista son organizados a nivel transnacional a través del eje de la división internacional del trabajo entre centros, periferias y semi periferias. Esta división del trabajo implica diferentes formas de estructuras políticas: las formas de trabajo “históricamente” libre en los pueblos y las formas de trabajo coercitivo en las periferias. El sistema mundo capitalista ha dependido históricamente de la fuerza de trabajo barata de la periferia.
Desde el entorno general de América Latina, se hace evidente que la complejidad del crisol regional y las características disímiles de sus pobladores en los diferentes contextos hacen de las llamadas contingencias gellnerianas procesos sociales autónomos, cuya identificación factible requiere de construcciones metodológicas capaces de ofrecer resultados propios desde análisis histórico-regionales dirigidos hacia y desde la historia nacional. Es necesario tomar en cuenta, además de los presupuestos clásicos, las condiciones físico-geográficas, los niveles de producción e industrialización en comparación con el valor potencial de los recursos, los niveles de tributación productiva, el estatus y la delimitación político-administrativa, las relaciones y jerarquías socioeconómicas, la distribución demográfica y genérica, la existencia de lenguas o dialectos vernáculos y su producto oral y escrito, los factores religioso-costumbristas, entre otros elementos.
Para el caso específico de América Latina, conviene tomar en cuenta dos elementos de singular importancia a la hora de interpretar este concepto: Primero, el peso que tienen las regiones en la conformación nacional, según Hernán Venegas, pese a todas sus limitaciones la historia de América Latina es la de sus regiones. Segundo, el papel que en dicha conformación ha jugado el carácter anómalo del desarrollo regional, el cual incluso ha hecho pensar a múltiples especialistas en el llamado concepto de región deprimida, vista como aquella de “muy débil o nula incorporación a la especialización nacional o internacional del trabajo” (Segenovich-Súarez, 1989:114).
Sin embargo, a pesar de todos los elementos anteriores y dado que el término original (región) es de origen europeo y tomando en cuenta que no en todos los casos su concepción resulta aplicable en Latinoamérica, es importante definir de antemano la región histórica, determinándola como el espacio histórico-social, asentado en una determinada región geográfica, cuya configuración surge del propio desarrollo de sus potencialidades físicas en relación directa con una evolución económica, política y sociocultural específica, manifestándose en la posterior consolidación de intereses clasistas definidos o de otro tipo que –sin ser excluyentes de los intereses nacionales– marcan con un sello propio la vida regional y enriquecen el corpus nacional.
El autor asume la definición de región histórica de Hernández Sánchez quien plantea que: ¨ las regiones históricas son un ente que pervive en un pasado socio-histórico, económico y cultural y que se proyectan hacia un presente donde el desplazamiento de la población rural a las grandes urbes, los procesos migratorios dentro de los marcos de lo nacional, los cambios en las estructuras político-administrativas provinciales, amén de las interacciones propias del proceso de globalización cultural y el predominio de lo local dentro de lo regional contribuyan a su definición¨. (Hernández, 2004: 9)
Como puede apreciarse, este concepto admita las migraciones y los cambios de estructura político-administrativa, siempre que alcancen los marcos nacionales, lo cual supone, obviamente, la existencia de una autonomía política mínima bajo condición estatal para sus componentes. Entiéndase, luego, que la región histórica puede estar conformada por territorios disímiles que cumplan las condiciones establecidas y cuenten con la divisa autonómica mínima. Ello permite discriminar dentro de la concepción de la región histórica (a diferencia de la geográfica) a aquellos espacios que no cuenten con autonomía estatal.
En la región del Caribe Independiente No Hispano se establece de modo específico un proceso de formación que se deriva del origen africano, europeo, asiático interactuante en común ocupando una región geográfica determinada, dentro de la cual perviven formas de asociaciones más o menos dependientes, pero con existencia estatal propia.
El Caribe Independiente No Hispano son aquellas islas o conjuntos de islas ubicadas en la Cuenca del Caribe. Poseen status de nación con identidad propia. Cuentan con un nivel mínimo de independencia y/o determinación política en la actualidad. Con la independencia de estas naciones y la aparición de sus Constituciones dejan claro su dependencia en las cuestiones políticas exteriores y de defensa a la monarquía de sus exmetropolis. Estas naciones poseen limitada libertad política pero total libertad económica y poseen representación propia en los organismos internacionales.
El desarrollo témporo-espacial, las particularidades que va adoptando como región y al proceso formativo del cual se derivan en los años que transcurren desde 1492 hasta los primeros años de la segunda mitad del pasado siglo XX; se desarrollará en la región histórica del Caribe Independiente No Hispano,así como en otras subregiones del Caribe las regiones caribeñas que en la actualidad son una sola: la region histórica del Caribe Insular.
FUENTE: SOCIOLOGIA DE LA POBLACION. Autor: John R. Weeks
Editorial: Alianza. Año: 2002
La región puede ser considerada como una porción de territorio determinada por caracteres étnicos o circunstancias especiales de clima, producción, topografía, gobierno, administración aportándole a estos rasgos particulares. La región puede estar presente en cada una de las divisiones territoriales de una nación, definida por sus características geográficas e histórico-sociales, y que puede dividirse a su vez en provincias, departamentos, etc.
Hernán Venegas, define la región como el ente histórico-cultural asentado en una determinada comarca geográfica, cuya jerarquía como tal surge del propio desarrollo y explotación de sus potencialidades y que se manifiesta en la posterior consolidación de intereses clasistas definidos, o de otro tipo que, sin ser excluyentes de los intereses clasistas definidos, marcan con sello propio la vida regional. Este, a su vez, enriquece con sus peculiaridades y contribuye a las regularidades que forman el corpus nacional. (Venegas, 1994: 17)
La región está determinada a su vez por la formación histórica, la económica y la geográfica que mantienen la complejidad del sistema dialéctico regional y donde convergen los procesos migratorios (Hernández, 2005: 2). Téngase en cuenta que la región es el resultado de la acción transformadora del hombre sobre un medio geográfico particular durante un tiempo determinado o un fenómeno en sí mismo y su estructura es el resultado de un proceso histórico de conformación o regionalización, y por su propia naturaleza está en constante transformación y cambio. (Vizcaíno, 1998: 32)
Hernández asume que la región es cambiante, desde el espacio sociocultural, por las relaciones internas como externas, en la comunidad así como en el individuo. Por lo que la región sociocultural se modifica, se adapta y se enriquece. (Hernández, 2005: 4)
El proceso de formación de la región es complejo e involucra a varios factores del proceso histórico relacionados con la evolución económica, política y sociocultural de un territorio determinado. Estos impactos pueden compararse con la regionalización, entendida como aquel “proceso de carácter histórico espacial y geográfico (ubicación física en donde ocurren los fenómenos sociales) el orden en donde la región se asienta, entendida esta como un producto histórico requiere de una lógica de ordenamiento y de estudios sistemáticos de su gestación, desarrollo y futuro posible.” (Rivera, 2003: 15)
El resultado del proceso de regionalización es el origen de la demarcación territorial, que a su vez determina la llamada territorialidad. Regionalización y territorialidad han sido dos conceptos usualmente confundidos en el tratamiento del tema regional, cuando en realidad la segunda se refiere al “espacio que se construye de acuerdo con el objeto de estudio”. O sea, que, en tanto la primera responde a un proceso objetivo, la segunda es el resultado concreto de a las necesidades de interpretación y estudio del fenómeno confortativo. (Miño, 2002: 23)
Eric Van Young define a la región como “una hipótesis por demostrar”, lo cual constituye un reto metodológico que hace imprescindible reconocer a la regionalidad como concepto preexistente, puede definirse como la "cualidad de ser de una región", o sea, aquellas “propiedades y circunstancias socioeconómicas e histórico-culturales que distinguen a un espacio concreto y que pueden ser comparadas en tanto que variables.” (Van Young, 1992: 23)
En el estudio acerca de la región se destaca también Grégoire Métral quien contribuye a la combinación de homogeneidad y diversidad en los asentamientos humanos, explicando un concepto de mayor envergadura como lo es el de sistema territorial, visto como el “conjunto de los territorios de un espacio” que, en cada caso, corresponden a un territorio vivido por el grupo social que lo habita (territorializa), siendo la territorialidad, luego, aquel “conjunto de relaciones que una población mantiene en un territorio percibido como suyo y con las dinámicas provenientes del exterior.” (Métral, 1994: 27-30)
Estos elementos desempeñan un papel fundamental a la hora de definir y explicar los orígenes y desarrollo de la región, cuya configuración se complejiza aún más desde finales del siglo XIX con las nuevas características que imprime a la evolución de la humanidad el ascenso y desarrollo de la revolución industrial y el capitalismo.
La región no es un fenómeno propio de la modernidad, desde la propia antigüedad se dieron las condiciones necesarias para su aparición, tan pronto tuvieron lugar las primeras demarcaciones espaciales voluntariamente determinadas y asimiladas.
En América Latina, una excelente discusión de la evolución de la idea y el concepto de región ha sido presentada por Hiernaux, quien, escapando a las tesis tradicionales de la geografía tradicional, sostiene a la región como “una articulación coherente de articulaciones sistémicas entre diversos grupos y cosmovisiones espacio-temporales.”, apuntando directamente a la idea del connotado Benedict Anderson acerca de que la región es imaginada, en tanto sus miembros jamás conocerán a todos sus connacionales (conregionales), ni oirán siquiera hablar de muchos de ellos; pero aún así, mentalmente, en cada uno es vívida la imagen de su comunión. (Bossier, 1996: 14)
Tales definiciones, al tiempo que han contribuido a determinar el sistema conceptual de partida, han permitido a los especialistas incursionar cada vez con más fuerza en la historia regional y local, cuyas definiciones contemporáneos en sí varían de acuerdo a la incorporación de nuevos términos en los estudios históricos y a las diferentes corrientes de pensamiento que abordan el fenómeno. No obstante, aún pueden hallarse múltiples dificultades a la hora de definir un concepto único, sobre todo por la falta de integración de los elementos que superan el orden geopolítico. Como ha afirmado recientemente el destacado investigador Arturo Taracena, “es muy común observar que la noción de región en los estudios historiográficos ha estado reducida a las entidades administrativas o a los espacios geográficos, lo que no garantiza un estudio englobante de las complicadas relaciones entre actores, intereses y procesos en el espacio regional, ni las de éstas con realidades mayores, como el estado y la nación.” (Taracena, 1999: 26)
Dentro del contexto latinoamericano, la problemática conceptual en torno al fenómeno de la región se ha visto particularmente marcada por los múltiples aspectos que desde varias disciplinas y especialidades se han manejado con respecto a su naturaleza y demarcación. Ello ha promovido, entre los teóricos del tema, la búsqueda de definiciones más específicas, hallándose por momentos un consenso más o menos claro en tono a la región histórica, interpretada especialmente como el “espacio geográfico social en el cual la ciudad actúa como centro jerarquizante y en el que confluyen de manera coherente características económicas, sociales, políticas, culturales e ideológicas, cuya interacción en el tiempo largo produce una identidad que perdura en su trayectoria y que se modifica dentro de su propia dinámica, sin que por ello deje de pertenecer y estar influido por el espacio exterior del que forma parte”(García, 2000: 2).
Según Hernández existe diversos enfoques respecto a la región, entre ellas se destacan:
La región geográfica, que hace referencia al territorio o área delimitada a partir de criterios estrictamente naturales que pueden representarse en una visión planisférica a través de puntos referenciales desde la geografía física y política.
La región económica donde: “las fuerzas productivas y las relaciones de producción se encuentran en función del resultado de un producto común al territorio que tributa al estado desde los marcos meramente regionales, contribuyendo en tradición e identidad regional dentro del proceso de producción a lo largo de la historia de dicho territorio”.
La región natural, determinada exclusivamente por el medio geográfico y sus potencialidades físicas, que en cambio sirve de referencia al resto de las concepciones espaciales.
La región étnica, que implica concretamente al “espacio donde una o varias etnias pueden interactuar sin que necesariamente haya de producirse un conflicto, y que pueden encontrarse allí donde los grupos raciales se han sincretizado, o donde existe cierto nivel de tolerancia en unos y otros al punto de la colisión”.
La región político-administrativa, por su parte, puede definirse como aquella “en la cual el estado, a partir de los resultados del proceso histórico-político, ha establecido los órganos del gobierno, delimitando desde el poder central las marcas geográficas convenientes para la efectividad administrativa del área”.
Vale aclarar que, a juicio del citado autor, esta división estatal forzosa casi nunca se aviene con los intereses de las comunidades regionales, las cuales, si bien se pueden subdividir, establecen vínculos económicos y sociales que superan la demarcación impuesta. (Hernández, 2004: 3-15)
Las clasificaciones de las regiones brindadas por Hernández Sánchez dan una visión sinóptica de las particularidades tipológicas del concepto objeto, desde el punto de vista endogénico.
A diferencia de lo que en ocasiones se piensa, los criterios que determinan la existencia de una región histórica, pues no implican que cada uno de los elementos anteriores pueda darse de modo proporcional, sino que bajo uno de dichos criterios se define la región y las intemperancias del resto se convierten entonces en contradicciones latentes que, de una parte, dan lugar al crisol específico (identitario) de cada región, y de otra constituyen una diversidad interna llamada a confluir definitivamente o a generar conflictos que no se desentienden en lo absoluto de los que vive el resto de las regiones colindantes. En el caso de Latinoamérica, este suceso resulta palpable en tanto que las divisiones geopolíticas conviven desde los tiempos coloniales bajo criterios político-administrativos impuestos, lo cual representa un punto de conflicto y a la vez una fortaleza cultural identitaria. (Hernández, 2004: 10)
Como resultado, la contradicción que se aborda determina el planteamiento del espacio regional y sus factores de conformación tomando como punto de partida el análisis de la región social, entendida ésta como “el conjunto de comunidades que habitan en determinado territorio, cuya particularidad radica precisamente en la confluencia de relaciones sociales comunes resultantes de las condiciones naturales y económicas subyacentes en sus límites geográficos”. Dichas condiciones promueven el desarrollo sociocultural basándose en tradiciones o costumbres, comunidad de cultura y afectaciones externas que marquen la plataforma comunitaria existente. (Hernández, 2004: 10-11)
La región económica tiene un destacado e importante papel en el desempeño y subsistencia de la región geográfica, en la cual está implícita procesos históricos de la formación de las colonias y posteriormente naciones del Caribe. Sus relaciones de producción, condiciones naturales del medio geográfico en las cuales se desarrollan y las fronteras político administrativas establecidas, son peculiaridades que presenta la región económica del caribe insular.
La región geográfica, según José Luis Sánchez Hernández, se concibe como algo continuo o extenso, dotado de corporeidad superficial y se viene enriqueciendo con una nueva visión reticular del espacio socioeconómico. Éste se entiende ahora como un conjunto de territorios trabados y conectados entre sí, tanto vertical como horizontalmente, tanto interna como externamente, por redes de flujos materiales e inmateriales que tejen la urdimbre del capitalismo global construido a partir de las singularidades locales. (Boletín de la A.G.E, 2001: 96)
Sobre la base de sus diferencias se plantea la cuestión de la formación de la nacionalidad caribeña anglófona, francófona, holandesa e hispana. Todas tienen sus particularidades, sus diferencias sus cuestiones especificas que atender y reflejar. La formación de la nación y nacionalidad en la región histórica del Caribe, se presenta a partir de la conformación de la nación y la nacionalidad europea con una fuerte presencia y participación del capital en su establecimiento. El capitalismo condicionó la creación de las naciones modernas a partir de la defensa de los limites de las naciones y las colonias, ajustados a la organización de los sistemas imperiales europeos. La descolonización de mediados del siglo XX consolida las divisiones y líneas imaginarias bajo el principio de la inviolabilidad de las fronteras heredadas que están amparadas en la práctica del uti possidetis o de convalidación de las realidades limítrofes y fronterizas (Venegas, 2001: 10).
Las fronteras que sustentan a las naciones caribeñas son heredadas en la práctica del sistema colonial europeo en las antillas. No han sufrido cambios desde fines del siglo XIX hasta la actualidad. El proceso de establecimiento de las fronteras y límites de las naciones de Europa fue trasladado al sistema colonial.
Los límites establecidos por el sistema mundo capitalista son organizados a nivel transnacional a través del eje de la división internacional del trabajo entre centros, periferias y semi periferias. Esta división del trabajo implica diferentes formas de estructuras políticas: las formas de trabajo “históricamente” libre en los pueblos y las formas de trabajo coercitivo en las periferias. El sistema mundo capitalista ha dependido históricamente de la fuerza de trabajo barata de la periferia.
Desde el entorno general de América Latina, se hace evidente que la complejidad del crisol regional y las características disímiles de sus pobladores en los diferentes contextos hacen de las llamadas contingencias gellnerianas procesos sociales autónomos, cuya identificación factible requiere de construcciones metodológicas capaces de ofrecer resultados propios desde análisis histórico-regionales dirigidos hacia y desde la historia nacional. Es necesario tomar en cuenta, además de los presupuestos clásicos, las condiciones físico-geográficas, los niveles de producción e industrialización en comparación con el valor potencial de los recursos, los niveles de tributación productiva, el estatus y la delimitación político-administrativa, las relaciones y jerarquías socioeconómicas, la distribución demográfica y genérica, la existencia de lenguas o dialectos vernáculos y su producto oral y escrito, los factores religioso-costumbristas, entre otros elementos.
Para el caso específico de América Latina, conviene tomar en cuenta dos elementos de singular importancia a la hora de interpretar este concepto: Primero, el peso que tienen las regiones en la conformación nacional, según Hernán Venegas, pese a todas sus limitaciones la historia de América Latina es la de sus regiones. Segundo, el papel que en dicha conformación ha jugado el carácter anómalo del desarrollo regional, el cual incluso ha hecho pensar a múltiples especialistas en el llamado concepto de región deprimida, vista como aquella de “muy débil o nula incorporación a la especialización nacional o internacional del trabajo” (Segenovich-Súarez, 1989:114).
Sin embargo, a pesar de todos los elementos anteriores y dado que el término original (región) es de origen europeo y tomando en cuenta que no en todos los casos su concepción resulta aplicable en Latinoamérica, es importante definir de antemano la región histórica, determinándola como el espacio histórico-social, asentado en una determinada región geográfica, cuya configuración surge del propio desarrollo de sus potencialidades físicas en relación directa con una evolución económica, política y sociocultural específica, manifestándose en la posterior consolidación de intereses clasistas definidos o de otro tipo que –sin ser excluyentes de los intereses nacionales– marcan con un sello propio la vida regional y enriquecen el corpus nacional.
El autor asume la definición de región histórica de Hernández Sánchez quien plantea que: ¨ las regiones históricas son un ente que pervive en un pasado socio-histórico, económico y cultural y que se proyectan hacia un presente donde el desplazamiento de la población rural a las grandes urbes, los procesos migratorios dentro de los marcos de lo nacional, los cambios en las estructuras político-administrativas provinciales, amén de las interacciones propias del proceso de globalización cultural y el predominio de lo local dentro de lo regional contribuyan a su definición¨. (Hernández, 2004: 9)
Como puede apreciarse, este concepto admita las migraciones y los cambios de estructura político-administrativa, siempre que alcancen los marcos nacionales, lo cual supone, obviamente, la existencia de una autonomía política mínima bajo condición estatal para sus componentes. Entiéndase, luego, que la región histórica puede estar conformada por territorios disímiles que cumplan las condiciones establecidas y cuenten con la divisa autonómica mínima. Ello permite discriminar dentro de la concepción de la región histórica (a diferencia de la geográfica) a aquellos espacios que no cuenten con autonomía estatal.
En la región del Caribe Independiente No Hispano se establece de modo específico un proceso de formación que se deriva del origen africano, europeo, asiático interactuante en común ocupando una región geográfica determinada, dentro de la cual perviven formas de asociaciones más o menos dependientes, pero con existencia estatal propia.
El Caribe Independiente No Hispano son aquellas islas o conjuntos de islas ubicadas en la Cuenca del Caribe. Poseen status de nación con identidad propia. Cuentan con un nivel mínimo de independencia y/o determinación política en la actualidad. Con la independencia de estas naciones y la aparición de sus Constituciones dejan claro su dependencia en las cuestiones políticas exteriores y de defensa a la monarquía de sus exmetropolis. Estas naciones poseen limitada libertad política pero total libertad económica y poseen representación propia en los organismos internacionales.
El desarrollo témporo-espacial, las particularidades que va adoptando como región y al proceso formativo del cual se derivan en los años que transcurren desde 1492 hasta los primeros años de la segunda mitad del pasado siglo XX; se desarrollará en la región histórica del Caribe Independiente No Hispano,así como en otras subregiones del Caribe las regiones caribeñas que en la actualidad son una sola: la region histórica del Caribe Insular.
FUENTE: SOCIOLOGIA DE LA POBLACION. Autor: John R. Weeks
Editorial: Alianza. Año: 2002
sábado, 5 de mayo de 2012
5° año Ventaja locacional del puerto de Bs. As.
EL PUERTO DE BUENOS AIRES EN EL PERIODO COLONIAL:
El carácter cerrado y autosuficiente de las regiones comprendidas en el actual territorio argentino y el equilibrio entre ellas, comienza a ser conmovido a fines del siglo XVIII por el surgimiento concurrente de dos factores dinámicos del desarrollo. El primero, es la apertura del Río de la Plata para el comercio colonial; el puerto de Buenos Aires surge de este modo como el intermediario natural para el comercio de las regiones meridionales del imperio sudamericano de España. El segundo, es la importancia creciente que la ganadería del litoral va adquiriendo como actividad orientada hacia la exportación.
Estos territorios reciben así, en escala apreciable, por primera vez en su historia. La influencia del elemento dinámico fundamental del desarrollo en la época: el comercio exterior.
Ventaja locacional del puerto.
El Río de la Plata poseía una ubicación geográfica que lo constituía en la mejor vía de acceso al corazón del imperio colonial español al sur del Perú. De Buenos Aires a Potosí la distancia era de 1750 Km. de caminos llanos que tardaban dos meses en recorrerse. De Lima a Potosí, en cambio, la distancia era de 2500 Km, de caminos de montaña que insumían cuatro meses para cubrirse. De esta manera. Las mercaderías importadas puestas en Potosí tenían precios muy distintos, según fuese su puerto de entrada Lima o Buenos Aires.
Sin embargo, Buenos Aires pudo hacer valer su ventaja competitiva frente a Lima recién en la segunda mitad del siglo XVIII en virtud de las reformas liberales de los reyes borbones
Las razones para que durante prácticamente 250 años de vida colonial el Río de la Plata y, particularmente, Buenos Aires, no cumpliese el papel que naturalmente le correspondía como centro de intermediación de la América colonial española al sur del Perú, son las siguientes:
1- El poco desarrollo de la región pampeana y el carácter eminentemente cerrado de las economías regionales del interior, que no producían excedentes exportables en ninguno de los rubros principales que componían el mercado colonial.
2- El hecho de que el centro de gravedad del imperio colonial español estuviese en el Caribe. Era, además, el punto de intercambio de la producción minera del Perú. En realidad, el Caribe fue, durante los siglos XVI y XVII, el centro de gravedad de todo el mundo colonial americano.
3- Las reglamentaciones españolas que excluían al Río de la Plata de los cauces comerciales de la colonia, limitándolos exclusivamente a la América Central.[1]El aislamiento fue reforzado con el establecimiento de la Aduana Seca de Córdoba en 1622 y disposiciones que prohibían las importaciones de metales preciosos al Río de la Plata con el objeto de excluir la exportación por esta vía de la exportación de la producción minera del Alto Perú.
4- Las excepciones admitidas por España a la prohibición de todo tráfico exterior por el Río de la Plata[2] tuvieron por objeto posibilitar la subsistencia de Buenos Aires y los miserables poblados de la zona. El contrabando realizado, violando naturalmente las disposiciones reales, no alcanzó, volúmenes cuantiosos.
La importancia estratégica del Río de la Plata y el cambio de la política de España
La modificación radical de la política española frente al Río de la Plata,[3]concretada fundamentalmente en la creación del Virreinato del Río de la Plata en 1776 y en el Reglamento de Comercio Libre de 1778, obedeció principalmente a cambios en la estrategia global de la corona.
La presión ejercida por los incipientes grupos comerciales y ganaderos del Río de la Plata no parece haber sido la causa determinante de la solución. La descentralización del poder administrativo, político y militar respondió a necesidades estratégicas de defensa de estos territorios frente a la creciente penetración portuguesa e inglesa en la región. La autorización acordada a Buenos Aires y Montevideo, proporcionó la base material del desarrollo indispensable a esta zona, que seguía dependiendo fundamentalmente de su papel de intermediaria como base de su desenvolvimiento
En Brasil, los bandeirantes penetraron en Río Grande, en Uruguay y en varios puntos de la Mesopotamia argentina. El descubrimiento de metales y piedras preciosas, a fines del siglo XVIII en los Estados de Minas Gerais, Matto Grosso y Goias desplazó el centro de gravedad de la economía colonial brasileña hacia el Sur.
Significación de la creciente importancia comercial del puerto.
Las reformas liberales de los borbones sentaron las bases de cambios profundos en el funcionamiento dinámico de las economías regionales del actual territorio argentino. Sin embargo, el escaso desarrollo de la región pampeana y la ausencia de una actividad fuertemente integrada en el mercado colonial, habría mantenido dentro de límites muy estrechos las posibilidades de expansión de Buenos Aires como puerto de intermediación. Tenía poco que exportar y, consecuentemente, poca capacidad de importar. Se necesitaría la expansión de una actividad orientada hacia la exportación, en la propia zona de influencia del puerto, para consolidar las bases de su desarrollo y afirmar la preponderancia de su posición en el país. La producción ganadera del Litoral habría de dar respuesta al problema.
[1] Desde 1561 a 1739 el comercio de España con América se realizó a través del sistema de flotas y galeones. Se dio autorización exclusiva para el tráfico colonial, en España, a los puertos de Cádiz y San Lúcar de Barrameda y, en América, A Cartagena, Portobelo y San Juan de Ulúa. Todo otro puerto estaba excluido del tráfico, como así también todo navío que no formara parte de las flotas y galeones. A partir de 1739 se suspendió el sistema volviéndose al régimen de navíos de registro sueltos, preparados por comerciantes de Sevilla y Cádiz.
[2] En Agosto de 1962, Felipe II otorgó una autorización a los pobladores del Plata para exportar anualmente, en sus barcos, Al Brasil, Guinea 2000 fanegas de trigo, 500 arrobas de sebo y 500 quintales de cecina. En el viaje de retorno podían importar las mercaderías que quisieran, pero estaba prohibida la reexportación a las otras colonias españolas. El comercio directo con España, la inmigración e introducción de esclavos, estaban prohibidas. El régimen fue prorrogado por cinco años cada vez, en octubre de 1608 y julio de 1614. En 1616 el pedido de los pobladores de dar a esta excepción un carácter permanente fue rechazada.
[3] Consistieron en la habilitación de los principales puertos de España para el comercio con Indias y a los principales puertos de América, incluyendo Buenos Aires y Montevideo. Se permitía además, la internación de los productos importados por Buenos Aires, abriendo el mercado interior a la influencia de Buenos Aires. Estas disposiciones estaban contenidas en el Reglamento de Comercio Libre de 1778. En 1791 se autorizó la trata de negros, en 1795 se autorizó a comerciar con las colonias extranjeras.
El carácter cerrado y autosuficiente de las regiones comprendidas en el actual territorio argentino y el equilibrio entre ellas, comienza a ser conmovido a fines del siglo XVIII por el surgimiento concurrente de dos factores dinámicos del desarrollo. El primero, es la apertura del Río de la Plata para el comercio colonial; el puerto de Buenos Aires surge de este modo como el intermediario natural para el comercio de las regiones meridionales del imperio sudamericano de España. El segundo, es la importancia creciente que la ganadería del litoral va adquiriendo como actividad orientada hacia la exportación.
Estos territorios reciben así, en escala apreciable, por primera vez en su historia. La influencia del elemento dinámico fundamental del desarrollo en la época: el comercio exterior.
Ventaja locacional del puerto.
El Río de la Plata poseía una ubicación geográfica que lo constituía en la mejor vía de acceso al corazón del imperio colonial español al sur del Perú. De Buenos Aires a Potosí la distancia era de 1750 Km. de caminos llanos que tardaban dos meses en recorrerse. De Lima a Potosí, en cambio, la distancia era de 2500 Km, de caminos de montaña que insumían cuatro meses para cubrirse. De esta manera. Las mercaderías importadas puestas en Potosí tenían precios muy distintos, según fuese su puerto de entrada Lima o Buenos Aires.
Sin embargo, Buenos Aires pudo hacer valer su ventaja competitiva frente a Lima recién en la segunda mitad del siglo XVIII en virtud de las reformas liberales de los reyes borbones
Las razones para que durante prácticamente 250 años de vida colonial el Río de la Plata y, particularmente, Buenos Aires, no cumpliese el papel que naturalmente le correspondía como centro de intermediación de la América colonial española al sur del Perú, son las siguientes:
1- El poco desarrollo de la región pampeana y el carácter eminentemente cerrado de las economías regionales del interior, que no producían excedentes exportables en ninguno de los rubros principales que componían el mercado colonial.
2- El hecho de que el centro de gravedad del imperio colonial español estuviese en el Caribe. Era, además, el punto de intercambio de la producción minera del Perú. En realidad, el Caribe fue, durante los siglos XVI y XVII, el centro de gravedad de todo el mundo colonial americano.
3- Las reglamentaciones españolas que excluían al Río de la Plata de los cauces comerciales de la colonia, limitándolos exclusivamente a la América Central.[1]El aislamiento fue reforzado con el establecimiento de la Aduana Seca de Córdoba en 1622 y disposiciones que prohibían las importaciones de metales preciosos al Río de la Plata con el objeto de excluir la exportación por esta vía de la exportación de la producción minera del Alto Perú.
4- Las excepciones admitidas por España a la prohibición de todo tráfico exterior por el Río de la Plata[2] tuvieron por objeto posibilitar la subsistencia de Buenos Aires y los miserables poblados de la zona. El contrabando realizado, violando naturalmente las disposiciones reales, no alcanzó, volúmenes cuantiosos.
La importancia estratégica del Río de la Plata y el cambio de la política de España
La modificación radical de la política española frente al Río de la Plata,[3]concretada fundamentalmente en la creación del Virreinato del Río de la Plata en 1776 y en el Reglamento de Comercio Libre de 1778, obedeció principalmente a cambios en la estrategia global de la corona.
La presión ejercida por los incipientes grupos comerciales y ganaderos del Río de la Plata no parece haber sido la causa determinante de la solución. La descentralización del poder administrativo, político y militar respondió a necesidades estratégicas de defensa de estos territorios frente a la creciente penetración portuguesa e inglesa en la región. La autorización acordada a Buenos Aires y Montevideo, proporcionó la base material del desarrollo indispensable a esta zona, que seguía dependiendo fundamentalmente de su papel de intermediaria como base de su desenvolvimiento
En Brasil, los bandeirantes penetraron en Río Grande, en Uruguay y en varios puntos de la Mesopotamia argentina. El descubrimiento de metales y piedras preciosas, a fines del siglo XVIII en los Estados de Minas Gerais, Matto Grosso y Goias desplazó el centro de gravedad de la economía colonial brasileña hacia el Sur.
Significación de la creciente importancia comercial del puerto.
Las reformas liberales de los borbones sentaron las bases de cambios profundos en el funcionamiento dinámico de las economías regionales del actual territorio argentino. Sin embargo, el escaso desarrollo de la región pampeana y la ausencia de una actividad fuertemente integrada en el mercado colonial, habría mantenido dentro de límites muy estrechos las posibilidades de expansión de Buenos Aires como puerto de intermediación. Tenía poco que exportar y, consecuentemente, poca capacidad de importar. Se necesitaría la expansión de una actividad orientada hacia la exportación, en la propia zona de influencia del puerto, para consolidar las bases de su desarrollo y afirmar la preponderancia de su posición en el país. La producción ganadera del Litoral habría de dar respuesta al problema.
[1] Desde 1561 a 1739 el comercio de España con América se realizó a través del sistema de flotas y galeones. Se dio autorización exclusiva para el tráfico colonial, en España, a los puertos de Cádiz y San Lúcar de Barrameda y, en América, A Cartagena, Portobelo y San Juan de Ulúa. Todo otro puerto estaba excluido del tráfico, como así también todo navío que no formara parte de las flotas y galeones. A partir de 1739 se suspendió el sistema volviéndose al régimen de navíos de registro sueltos, preparados por comerciantes de Sevilla y Cádiz.
[2] En Agosto de 1962, Felipe II otorgó una autorización a los pobladores del Plata para exportar anualmente, en sus barcos, Al Brasil, Guinea 2000 fanegas de trigo, 500 arrobas de sebo y 500 quintales de cecina. En el viaje de retorno podían importar las mercaderías que quisieran, pero estaba prohibida la reexportación a las otras colonias españolas. El comercio directo con España, la inmigración e introducción de esclavos, estaban prohibidas. El régimen fue prorrogado por cinco años cada vez, en octubre de 1608 y julio de 1614. En 1616 el pedido de los pobladores de dar a esta excepción un carácter permanente fue rechazada.
[3] Consistieron en la habilitación de los principales puertos de España para el comercio con Indias y a los principales puertos de América, incluyendo Buenos Aires y Montevideo. Se permitía además, la internación de los productos importados por Buenos Aires, abriendo el mercado interior a la influencia de Buenos Aires. Estas disposiciones estaban contenidas en el Reglamento de Comercio Libre de 1778. En 1791 se autorizó la trata de negros, en 1795 se autorizó a comerciar con las colonias extranjeras.
RECURSOS NATURALES EN LA ECONOMÍA MUNDIAL
El crecimiento económico y el desarrollo social no pueden ser sostenibles si
continuamos con los patrones de consumo y producción actuales. Mientras que
en todo el mundo se extraen más recursos para producir bienes y servicios de
los que el planeta puede reponer, una gran parte de la población cada vez
más urbana todavía lucha por satisfacer sus necesidades básicas.
Continua aqui:
http://www.unep.org/pdf/Resources_efficiency_sp.pdf
jueves, 3 de mayo de 2012
1° A Secundaria: 4/5/12
Leer el siguiente texto:
La cartografía es la ciencia que se encarga del estudio y de la elaboración de los mapas geográficos, territoriales y de diferentes dimensiones lineales y demás. Por extensión, también se denomina cartografía a un conjunto de documentos territoriales referidos a un ámbito concreto de estudio.
La proyección cartográfica o proyección geográfica es un sistema de representación gráfico que establece una relación ordenada entre los puntos de la superficie curva de la Tierra y los de una superficie plana (mapa). Estos puntos se localizan auxiliándose en una red de meridianos y paralelos, en forma de malla. La única forma de evitar las distorsiones de esta proyección sería usando un mapa esférico pero, en la mayoría de los casos, sería demasiado grande para que resultase útil.
En un sistema de coordenadas proyectadas, los puntos se identifican por las coordenadas x,y en una malla cuyo origen depende de los casos. Este tipo de coordenadas se obtienen matemáticamente a partir de las coordenadas geográficas (longitud y latitud), que son no proyectadas.
Las representaciones planas de la esfera terrestre se llaman mapas, y los encargados de elaborarlos o especialistas en cartografía se denominan cartógrafos.
Proyección cilíndrica
La proyección de Mercator, que revolucionó la cartografía, es cilíndrica y conforme. En ella, se proyecta el globo terrestre sobre una superficie cilíndrica. Es una de las más utilizadas, aunque por lo general en forma modificada, debido a las grandes distorsiones que ofrece en las zonas de latitud elevada, lo que impide apreciar a las regiones polares en su verdadera proporción. Es utilizada en la creación de algunos mapamundi. Para corregir las deformaciones en latitudes altas se usan proyecciones pseudocilíndricas, como la de Van der Grinten, que es policónica, con paralelos y meridianos circulares. Es esencialmente útil para ver la superficie de la Tierra completa.
Proyección cónica
La proyección cónica se obtiene proyectando los elementos de la superficie esférica terrestre sobre una superficie cónica tangente, situando el vértice en el eje que une los dos polos. Aunque las formas presentadas son de los polos, los cartógrafos utilizan este tipo de proyeccion para ver los países y continentes.
Proyección azimutal, cenital o polar
En este caso se proyecta una porción de la Tierra sobre un plano tangente al globo en un punto seleccionado, obteniéndose una imagen similar a la visión de la Tierra desde un punto interior o exterior. Si la proyección es del primer tipo se llama proyección gnomónica; si es del segundo, ortográfica. Estas proyecciones ofrecen una mayor distorsión cuanto mayor sea la distancia al punto tangencial de la esfera y el plano. Este tipo de proyección se relaciona principalmente con los polos y hemisferios.
Actividad:
1- ¿Qué estudia la cartografía?
2- Realiza un cuadro con las distintas proyecciones y sus características.
Ejemplo:
Proyección cilíndrica:
Características:
3- Usando el Google Earth, enumerá hechos geográficos, tanto físicos como humanos que puedas distinguir en la imagen satelital.
4- Observá si coincide con el plano de ruta lo que se analiza en la imagen satelitaria.
5- Buscá información sobre La Catedral Metropolitana de La Plata "Inmaculada
Concepción", a saber:
Estilo arquitectónico, localización fecha de inauguración.
6. Colocar bibliografía usada.
2° Secundaria: 4/5/12
ACTIVIDAD:
1-Entrá al siguiente link:
http://www.fcnym.unlp.edu.ar/abamuse.html
dirigirse al museo permanente. Sala III: La Tierra. Una historia de cambios.
2-Describir temas relacionados con los vistos en Ciencias Sociales hasta el dá de hoy.
3- Usando el Google Earth, enumerá hechos geográficos, tanto físicos como humanos que puedas distinguir en la imagen satelital.
4- Observá si coincide con el plano de ruta lo que se analiza en la imagen satelitaria.
5- Buscá información sobre La Catedral Metropolitana de La Plata "Inmaculada
Concepción", a saber:
Estilo arquitectónico, localización fecha de inauguración.
6. Colocar bibliografía usada.
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